Hay quienes pasan la vida moldeándose a lo que otros esperan. Intentan agradar, suavizar sus bordes, apagar partes de sí mismos para encajar en cajas que nunca estuvieron hechas para ellos. Pero yo no soy así. No fui creada para complacer, para ser una versión diluida de mí misma ni para amoldarme a expectativas que no tienen sentido.
Mi esencia es única. Es lo que me define, lo que llevo en cada palabra que digo, en cada gesto que hago. No me doblo ante el “no” de quienes no me entienden, ni me transformo por las opiniones ajenas. No es terquedad; es autenticidad. Es saber quién soy, de dónde vengo y lo que defiendo.
Nunca he cambiado quién soy por nadie, y no voy a empezar ahora. Ser fiel a mí misma es la mayor muestra de respeto que puedo darle al mundo… y a mí misma. No soy más ni menos auténtica dependiendo de quién me rodea. Soy así porque así me ha moldeado mi camino.
Si alguien me mira y piensa que soy quien soy para agradar o impresionar, es porque no me conoce. No ha entendido que lo que ves en mí no es una máscara, sino el reflejo honesto de lo que soy. Mis elecciones, mis gestos, mi forma de estar en la vida no están calculados para agradar ni para provocar. Son naturales. Son míos.
¿Y sabes qué? Me basta con eso. No necesito validación, ni felicitaciones, ni aprobación. Sé lo que valgo, sé lo que aporto al mundo y sé que, incluso con defectos —porque todos los tenemos—, no me cambiaría por nadie más.
Ser auténtica a veces es un camino solitario. Hay quienes se alejan porque no lo entienden. Quienes critican porque no lo aceptan. Quienes dicen “no” porque no saben cómo manejar a alguien que no se dobla. Pero al final, ser verdadera conmigo misma me da paz. Y esa paz, querido, no tiene precio.
Mi esencia no es negociable. No está en venta. No cambiará porque alguien espere algo diferente de mí. Si me adaptara para complacer, dejaría de ser yo. Y eso nunca será una opción. Quién soy, con mis virtudes y mis defectos, es suficiente. No soy perfecta, pero soy completa. Y eso, para mí, lo es todo.
Así soy yo. Así me hicieron. Y así seré, por siempre.
Comentários